Una de las curiosidades principales es la catedral de Saint Étienne del estilo gótico. Es uno de los edificios más grandiosos de Francia en plan religioso. Al lado de la plaza central se ubica el museo de arte e historia, en cuyas salas se exponen muestras que marcan los períodos importantes para la historia de Metz.
La ciudad sitúa en el río Moselle y si uno lo atraviesa, llega hasta una pintoresca isla de Solcie. La mayoría de los edificios fueron elevados en el siglo XVIII.
Si de día la ciudad va idealmente para unos paseos tranquilos y observación de unas curiosidades, de noche se convierte en un lugar misterioso. Es que las casas están revestidas de una piedra muy peculiar que tornasola en la iluminación de las farolas. Hasta la noche más profunda están abiertos los butiks y centros comerciales, se puede encontrar los restaurantes y bares franceses. Uno de los platos tradicionales que le ofrecerán en cualquier restaurante es el postre de mirabella. Esta fruta fue elaborada y cultivada por los seleccionadores locales de un simple ciruelo, no hay iguales en todo el mundo.
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